Antes que nada quiero redefinir el concepto Web 2.0 que uso en este blog: Inicialmente el término Web 2.0 lo usaba como un nuevo concepto tecnológico de crear webs de forma sofisticada, especialmente con Ajax, es decir el uso especifico de JavaScript y XML para mejorar la usabilidad de las páginas permitiendo descargar contenidos por ‘regiones’, sin la necesidad de descargar nuevamente toda la página.
Pero desde hace algunos meses el término Web 2.0 se ha popularizado en los medios para definir otro concepto: La web participativa, es decir proyectos web en los cuales los usuarios pueden agregar sus propios contenidos (perfiles, fotos, vídeos, comentarios, enlaces, etc.).
Y justamente esa será la nueva definición de Web 2.0 que usaré de aquí en adelante.
En Blogjoy he leído un interesante artículo (en alemán) sobre un estudio realizado por profesor Peter Kruse de la Universidad de Bremen.
Según este estudio, los Internautas alemanes (cabe mencionar que la sociedad alemana tiene un sentido muy crítico) están aburridos del incremento de la trivialidad de los contenidos en Internet.
Yo estoy muy de acuerdo con esta opinión, pues a pesar de que la Web 2.0 conecta en redes de usuarios a los internautas, el contenido y calidad de estos proyectos deja mucho que desear. Si es que no existe un control o moderación en estos proyectos, los contenidos que agregan los usuarios son en su mayoría triviales y no crean nuevos valores informativos.
Por este motivo, creo que solamente los proyectos verticales, que hayan sido bien planificados y que sean bien moderados y controlados, tienen un futuro. Todos los demás terminarán tarde o temprano en el basurero de Internet.
Por eso, antes de comenzar un nuevo proyecto web 2.0, es necesario estudiar con detenimiento el entorno de la comunidad a la que estará dirigida, y planificar que se deberá invertir mucho tiempo en la administración del proyecto para mantener la calidad del contenido y no caer en la trivialidad.